domingo, 29 de mayo de 2011

Alivio final



Pequeñas porciones de luz llegan a mis ojos.
Todo lo que me rodea está en un profundo silencio.
La calma arropa mi cuerpo y ahora mi corazón es invadido por la tranquilidad.
Me siento somnolienta, este lecho blanco y mullido me hace adormecer.
Creo que por fin podré descansar…
Pues todo lo pasado ahora no es mas que un recuerdo… que se lleva el dulce viento.
No te preocupes solo es cuestión de tiempo que te vaya a olvidar.
Contigo... nuestra historia y lo que para mi fue soñar.
El tiempo ha difuminado lo que como una fantasía fue. Todo era color, todo era felicidad. Como todos los cuentos de hadas empezaron nuestra historia, todo era tan maravilloso que el corazón no me cabía en el pecho…
Pero mi vida… como todos los cuentos de hadas la fantasía pronto acabó.
Las flores se esfumaron y la calidez de corazón se congeló.
El alcohol que empezó a correr por tus venas con más frecuencia todo lo mustió.
Las palabras dulces y tiernas de antaño murieron en tus labios, fueron sustituidas por palabras hirientes y agresivas, cada una de ellas era un hachazo a mi alma.
Pusiste grilletes en mis alas y unos pozos oscuros de tristeza en lo que fueron mis ojos.
Hiciste que me sintiera  ser desgraciado y escoria. Pero jamás me dejabas marchar… decías que sin mi no querías vivir… que me amabas de verdad.
Y entonces llegó aquella primera vez,
Toda tu rabia irracional llegó a rozar mi piel, gotas brillantes de mi propia sangre se derramaron en el suelo dándoles aspecto de una hermosa joya de rubí.
En esos momentos solo oscuridad podría ver. Acurrucada sobre mi misma desee que aquello no hubiese sido real.
Tus lágrimas remitieron mi dolor… entre llantos y arrepentimiento juraste que como tanto me amabas jamás daño me volverías a hacer.
Un bálsamo efímero fue,  pues en pago a mi amor y mi juventud la promesa rompiste, y mis días se tiñeron del mismo color que los moretones de mi piel.
En vano esperé que tus golpes dejaran de doler, una falsa esperanza emanaba de mi cuando  deseaba que tu aliento no destilara  ese alcohol que cada noche se mezclaba con mis lágrimas derramadas.
Mi vida… hiciste de mi existencia algo más tenebroso que el propio infierno. El miedo y el sufrimiento fueron mi pan de cada día… mientras tú parecías alimentarte con cada uno de mis llantos desgarrados.
El tiempo fue pasando, y una rutina se implantó: Tus mimos de dolor rozaban mi ser cada vez con más frecuencia.
Hasta que por fin, Mi vida, un día la locura desgarradora se adueñó de tus actos. Te cegó la rabia irracional.
Esa noche querías más.
Un momento y solo la oscuridad. Un momento y el tacto del metal en mi piel.
Un momento y la fría sensación de la muerte entrado en mis entrañas.
Y entonces… Solo placidez.
Ya no tengo miedo mi vida, se que jamás volverás.
Una vida a cambió de volver a volar, pero ¿Sabes? Soy feliz, porque ahora se que cada una de mis lágrimas derramadas serán tu castigo de eterna agonía.
Y yo…por fin descansar.

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