martes, 21 de junio de 2011

Prólogo.

Esto es un pequeño proyecto que tal vez siga  o no capítulo a capítulo.


Dedicado a Un trasgo inhumano




Siento una brisa que me mece, pero no lo hace con dulzura.
Es una brisa que araña la piel. Es un brisa ponzoñosa que desgarra los pulmones con un acre olor:
Todo lo envuelve, todo lo envenena, está tenida por la corrupción de la ceniza, esta ahogada por los vapores de la sangre.
Es la brisa que trae los olores del infierno y la perdición.
Es el olor de la muerte....



Fuego y Sangre, praderas antaño verdes y frondosas ahora agonizantemente lóbregas.
Y sin embargo el aroma que destila la colina no es solo de vegetación quemada. Pues hoy el fuego se ha cobrado su precio en carne.
Ahora solo se aprecia el suave silencio de la noche; un apacible silencio que siempre precede al fin de una rugiente tempestad.
Una tempestad donde los truenos son los gritos y llantos desgarrados y la lluvia un torrente de dolor.
Es hora de abrir los ojos...



Sangre, muerte, dolor, llantos... alimentan mi alma:  mi podrida y negra alma
Para ella ya no hay salvación así que la abandono a la locura, un frenesí de macabro placer que me recorre, pasando por cada una de las fibras de mi cuerpo corrupto.
Esta noche tocan mi canción, el público me aclama y no les pienso hacer esperar.
Pequeños... vamos a bailar.
Al son de este deleite de danza la sangre mancha mi cara, esos coros mueren en sus gargantas en un último alarido de terror incondicional.
Jóvenes, viejos, hombres o mujeres; Mi espectáculo es para todos ellos, el metal de mi espada no hace distinciones y se estremece de placer al rozar su piel... y quebrar hueso.
Nada puede pararme, les arrancare hasta la última y exquisita porción de sufrimiento.
Y como aplauso final....
Oh si, como aplauso final no nada más bello, nada tan hermoso que observar como la luz de los ojos de un rostros desfigurado por el terror se escapa tan sutil y contundentemente.

Si pequeños os haré suplicar, os haré llorar, os haré arrancar hasta la más febril de vuestras ardientes plegarias para luego saciarme con vuestra desmembración, con vuestra mutilación y con la visión de como os obligo a mirar como masacro todo aquello que ,vosotros pérfidos humanos, alguna vez amasteis.
Os haré arder en vida; bailareis para mí en una danza de desquiciante  dolor.
Mi fuego os violará. Abrasando piel, arrancando músculo.
Deseo ver vuestros palpitantes corazones a la pura luz de la luna y regar estas bonitas margaritas con vuestras visceras.

Solo así calmaré mi tormento.
Mente en pena y torturada. Cada estocada es un bálsamo para mis sentidos, un éxtasis adictivo que me hace olvidar.
El dolor del mundo es mi alivio, mi anhelo de dulce venganza.
Podrido mundo egoísta, probáis el abismo de mi ira.
Y lo sé... no existe la redención.
Hace tiempo que renuncie a cualquier tipo de salvación pues el infierno es mi recompensa pero no os preocupéis compartiré mi premio con vosotros.
Este mundo está perdido y yo abriré para él las puertas del abismo; y lo único que os quedará es el sabor del miedo. Recuerdos de dolor, sangre y fuego.

Sangre y fuego. Sangre y fuego. Sangre y fuego.

Os prometo que os dolerá, os prometo que sufriréis, os prometo que no existirá clemencia o misericordia, os prometo la muerte.
Os prometo que con sangre y fuego acabará mi actuación  y cuando mi metal ya esté saciado, mi cuerpo completamente manchado por el macabro carmesí y el paisaje dibujado con extrañas figuras que vagamente recuerden a cuerpos, cuando el último llanto quede sofocado y al fuego no le quede nada más que devorar ... llegará el silencio. El silencio que precede a la tormenta de sangre y fuego.

Cierro los ojos; bendita oscuridad, hermosa venganza, desgarradores recuerdos.
El pacto se ha cumplido... devuélvemela.
El hora de abrir los ojos.

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